Majestuosa, espectacular,
magnífica y faltarían sinónimos para exaltar “El Colorado”, la carroza del
maestro Carlos Riberth Insuasty, ganadora del Desfile Magno del Carnaval de
Negros y Blancos de Pasto 2018. Una escultura efímera monumental que presenta
detalles del fatídico 24 de diciembre de 1822, cuando las tropas al mando del Mariscal
Antonio José de Sucre, por orden del Libertador Simón Bolívar, ante la tenaz e
infranqueable resistencia de los pastusos, llevadas al límite por la inutilidad
de sus reconvenciones y llamados a la rendición ante las huestes
independentistas, entraron a sangre y fuego a la ciudad en uno de los hechos más
dolorosos de la historia de Pasto, recuerdo luctuoso que rememora la calle del barrio El Colorado.
En la escena del carromato un
Sucre colérico pende en el aire sostenido en la testa de una calavera poblada
de diablos, precedido de bestias salvajes al ataque de las que se defienden los
paisanos, tras del cual, Bolívar, salido de una escena de Dante, poseído por el
demonio, cabalga enloquecido en el aire -en un impactante caballo en movimiento-
mientras señala con el brazo extendido y
su dedo índice hacia el objeto de sus supuestos deliberados deseos de sangre. A
los lados, desde la réplica de balcones coloniales, los jugadores de la carroza
disfrazados de miembros del ejército realista comparten con los observadores
las carnestolendas.
La obra no solo logró
simpatía y apoyo del público y el jurado por su factura, recursos y detalles,
de por sí atractivos, sino por el mensaje que a fuerza de una versión vengativa
del pasado se ha posado en el imaginario colectivo de los pastusos para
condenar la epopeya libertadora, la gesta bolivariana y los héroes patrios y
defender una resistencia que, no obstante su valentía, se constituyó en un
obstinado dique para el avance de los ejércitos cuya misión era continuar hacia
el sur -Ecuador y Perú- la campaña emancipadora de las cadenas del colonialismo
español iniciada en Carabobo y Boyacá con la liberación de Venezuela y parte de
la Nueva Granada.
El maestro Insuasty en sus
declaraciones a los medios explicó que el montaje de la carroza fue objeto de
investigaciones y consultas pero por su contenido se deduce que tiene
inspiración en las visiones antibolivarianas sostenidas por Rafael Sañudo y
otros escritores, recientemente noveladas por Evelio Rosero en La carroza de Bolívar *, en la que, al
contrario de “El Colorado”, el leiv motiv es una obra alegórica a la gesta la
que desata la furia por traicionar la
memoria de los antepasados “masacrados por Bolívar”.
Esta versión que cursa en
aulas, tertulias y charlas callejeras, impide una comprensión contextual,
dialéctica e integral de la historia pues reduce el episodio a una agresión
demencial sin motivos y glorifica la rebeldía pastusa sin reparar en que para
el momento constituía el mayor obstáculo para que se consolidara lo que el
historiador Perry Anderson califica como “uno de los episodios mas espectaculares
de la historia moderna mundial” al poner fin a la dominación hispanocolonial.
Es indudable que un pueblo
no puede olvidar sus dolores y sacrificios pero es responsabilidad de sus
intelectuales y docentes plantear las aristas de su interpretación y las
consecuencias de las mismas: o Pasto -valiente, leal, coherente- en defensa del
vasallaje pagó el lamentable costo de una cerril oposición a la emancipación, explicable
en su crudeza por el fragor y la angustia de una prolongada, casi eterna, y agotadora
guerra. O una partida de desquiciados ambiciosos al mando de jefes endemoniados
e irreligiosos destruyó un paraíso de bienestar, holganza, libertad y buenvivir
creado por Su Majestad Fernando VII en las faldas del Galeras. Posición esta
última que están en libertad de defender algunos pero no de imponer por obtusa.
Construyamos entre todos las
respuestas que, sin renunciar a los positivos valores del ser pastuso puestos a
prueba en aquellas aciagas fechas, como la lealtad, el valor, la indignación, la
solidaridad, nos lleven a interpretar los episodios de manera constructiva
hacia el futuro para encontramos con la nación colombiana en su mito
fundacional: la Revolución de Independencia cuyos ímpetus transformadores
truncaron las élites al hacerse al poder y que entre todos tenemos el desafío
de rescatar y realizar.
* Ver: Una historia no oficial del Libertador www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-11719081
No hay comentarios:
Publicar un comentario