El
artículo “Manuel José Cepeda: el Supermán jurídico”, publicado el pasado 9 de diciembre en La Silla Vacía,
pionero y prestigioso portal informativo
en Internet sobre Colombia, firmado por
su directora, Juanita León, descontadas las simpatías que a posteriori confiesa
sobre el personaje, en las respuestas a los comentarios, y la distancia,
contextualización, diversidad de fuentes consultadas y análisis, que
caracterizan la publicación, refleja los subjetivismos que, pese a ello, se
imponen en la información y es una radiografía de la lamentable forma como se
conducen las cosas en el país.
De
acuerdo con la nota, al actual Presidente, Juan Manuel Santos Calderón, estudiado
como ninguno, fogueado en los ministerios más pertinentes, hecho en el
exterior, prologado por Tony Blair, practicante de la Realpolitik (“estúpido es el
que no cambia cuando las circunstancias cambian), promotor del “Buen Gobierno”
y, hasta hace muy poco, un estadista bañado
en popularidad, dado el adecuado manejo de imagen, el distanciamiento de Uribe
y su intolerancia camorrista, la
estrategia de confrontar grandes males sin afectar a los malos, un programa con
apuestas sociales sensibles de muy deficiente ejecución y un Congreso
mayoritariamente ligado en la Unidad Nacional para garantizar la base legal de
sus ejecutorias; no obstante, algunos temas le quedaron grandes. Por fortuna,
tiene a mano a Supermán.
Según
el artículo, dando palos de ciego en asuntos como los efectos de la ola
invernal, la crisis de la salud, el fuero militar, la reforma a la justicia y
el fallo de la CIJ de La Haya, el Presidente ha contado con la “creatividad” y
“ocurrencias” del abogado Manuel José
Cepeda, promotor, progenitor, divulgador, intérprete y, ahora, acomodador de la
Constitución de 1991. La carga de kriptonita jurídica de Cepeda le ha permitido
al Gobierno Santos: llevar al Congreso a deshacer la mal llamada “reforma a la
justicia”, ante la indignada reacción
pública, al objetarla sin facultades para ello, no obstante su aprobación
formal con el beneplácito de la Casa de Nariño; así como dar largas al
cumplimiento del fallo de la CIJ sobre delimitación de áreas marinas y
submarinas con Nicaragua con un “recurso de interpretación”, que se sabe no
modificara la decisión, desacatando una autoridad judicial, en una pésimo
ejemplo para sus connacionales, y afirmando que no se ha perdido soberanía
donde se perdió territorio. Cepeda padre, al contrario y enfático, dijo que el
fallo era inapelable.
Una
comisión liderada por J.M. Cepeda, recomendó convertir el DIH en marco jurídico de juzgamiento de los militares para que aceptaran algunas acotaciones al “fuero
militar” total que exigían y que Santos les prometió. La alegada seguridad
jurídica encubre un retroceso en materia de protección a los derechos humanos y
podría propiciar impunidad en casos como las
ejecuciones extrajudiciales, así los senadores se desgañiten reclamando
respeto a la soberanía nacional y del legislativo para ocultar su flaqueza. De
otra parte, en el tema de salud, el súper consejero, ante la imposibilidad de
que Gobierno presentara una propuesta
propia, orientó un pliego modificatorio al de Roy Barreras, cuyo contenido no
se menciona. Pero si nos atenemos a lo anticipado por el Ministro de Salud,
Alejandro Gaviria, la reforma al sector, en lugar de garantizar un derecho, busca optimizar
un negocio, para lo que proponen frenar la tutela y exigir al paciente demostrar capacidad de
pago en la atención médica no POS.
La
parte analítica del informe nos explica que Cepeda es exponente del “Nuevo
Derecho”, corriente menos formalista y más sustancial y valorativa de las
normas, lo que para nada evidencian los casos citados. Aserto que sopesa con
quienes lo cuestionan por funcional. Señala, y ahí si las cosas quedan claras, que
se ha convertido en un “Supra Consejero” para los grandes chicharrones, dada su
capacidad de “tender puentes” e “imaginar” soluciones, es decir para la
manzanilla y las leguleyadas. El pobre Supermán apenas lidiaba con los
problemas de Metrópolis.
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