miércoles, 12 de diciembre de 2012

De chicharrón en chicharrón

El apasionante arte de gobernar que implica análisis, previsión, planeación, decisión y liderazgo, ha dado paso al oficio poco noble de acomodar la realidad a las necesidades de quien manda, con soluciones que esconden o agravan  los problemas y ofenden por como se determinan, como en los casos de la “Reforma a la Justicia”, el fallo de La Haya y el “Fuero Militar”.

El artículo “Manuel José Cepeda: el Supermán jurídico”, publicado el pasado  9 de diciembre en La Silla Vacía, pionero  y prestigioso portal informativo en Internet sobre Colombia,  firmado por su directora, Juanita León, descontadas las simpatías que a posteriori confiesa sobre el personaje, en las respuestas a los comentarios, y la distancia, contextualización, diversidad de fuentes consultadas y análisis, que caracterizan la publicación, refleja los subjetivismos que, pese a ello, se imponen en la información y  es una   radiografía de la lamentable forma como se conducen las cosas en el país.
De acuerdo con la nota, al actual Presidente, Juan Manuel Santos Calderón, estudiado como ninguno, fogueado en los ministerios más pertinentes, hecho en el exterior, prologado por Tony Blair,  practicante de la Realpolitik (“estúpido es el que no cambia cuando las circunstancias cambian), promotor del “Buen Gobierno” y, hasta hace muy poco, un estadista  bañado en popularidad, dado el adecuado manejo de imagen, el distanciamiento de Uribe y su intolerancia camorrista,  la estrategia de confrontar grandes males sin afectar a los malos, un programa con apuestas sociales sensibles de muy deficiente ejecución y un Congreso mayoritariamente ligado en la Unidad Nacional para garantizar la base legal de sus ejecutorias; no obstante, algunos temas le quedaron grandes. Por fortuna, tiene a mano a Supermán.

Según el artículo, dando palos de ciego en asuntos como los efectos de la ola invernal, la crisis de la salud, el fuero militar, la reforma a la justicia y el fallo de la CIJ de La Haya, el Presidente ha contado con la “creatividad” y “ocurrencias”  del abogado Manuel José Cepeda, promotor, progenitor, divulgador, intérprete y, ahora, acomodador de la Constitución de 1991. La carga de kriptonita jurídica de Cepeda le ha permitido al Gobierno Santos: llevar al Congreso a deshacer la mal llamada “reforma a la justicia”,  ante la indignada reacción pública, al objetarla sin facultades para ello, no obstante su aprobación formal con el beneplácito de la Casa de Nariño; así como dar largas al cumplimiento del fallo de la CIJ sobre delimitación de áreas marinas y submarinas con Nicaragua con un “recurso de interpretación”, que se sabe no modificara la decisión, desacatando una autoridad judicial, en una pésimo ejemplo para sus connacionales, y afirmando que no se ha perdido soberanía donde se perdió territorio. Cepeda padre, al contrario y enfático, dijo que el fallo era inapelable.
Una comisión liderada por  J.M. Cepeda,  recomendó convertir el DIH en marco jurídico  de juzgamiento de los militares para que  aceptaran algunas acotaciones al “fuero militar” total que exigían y que Santos les prometió. La alegada seguridad jurídica encubre un retroceso en materia de protección a los derechos humanos y podría propiciar impunidad en casos como las  ejecuciones extrajudiciales, así los senadores se desgañiten reclamando respeto a la soberanía nacional y del legislativo para ocultar su flaqueza. De otra parte, en el tema de salud, el súper consejero, ante la imposibilidad de que  Gobierno presentara una propuesta propia, orientó un pliego modificatorio al de Roy Barreras, cuyo contenido no se menciona. Pero si nos atenemos a lo anticipado por el Ministro de Salud, Alejandro Gaviria, la reforma al sector,  en lugar de garantizar un derecho, busca optimizar un negocio, para lo que proponen frenar la tutela  y exigir al paciente demostrar capacidad de pago en la atención médica no POS.

La parte analítica del informe nos explica que Cepeda es exponente del “Nuevo Derecho”, corriente menos formalista y más sustancial y valorativa de las normas, lo que para nada evidencian los casos citados. Aserto que sopesa con quienes lo cuestionan por funcional. Señala, y ahí si las cosas quedan claras, que se ha convertido en un “Supra Consejero” para los grandes chicharrones, dada su capacidad de “tender puentes” e “imaginar” soluciones, es decir para la manzanilla y las leguleyadas. El pobre Supermán apenas lidiaba con los problemas de Metrópolis.  

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