lunes, 27 de julio de 2009

De Pablo Neruda para Ernesto Cardenal

El Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2009, la más alta distinción que concede el Estado de Chile a un poeta iberoamericano, fue concedido al poeta y sacerdote católico nicaragüense de 84 años, Ernesto Cardenal. El premio le fue otorgado por su 'logro de remozar la tradición occidental clásica aplicándola a la actualidad contemporánea, su interés y preocupación permanente por los pueblos originarios de este continente y por su compromiso político'.

El galardón, instaurado en 2004 con motivo del centenario del natalicio de Pablo Neruda, lo han recibido el mexicano José Emilio Pacheco en la versión inaugural, en 2005 el argentino Juan Gelman, en 2006 el peruano Carlos Germán Belli, en 2007 la cubana Fina García Marruz y en 2008 la chilena Carmen Berenguer.

Ernesto Cardenal, nacido en 1925, estudió literatura en México y Nueva York. Doctorado en literatura norteamericana, viaja por Europa. En 1950 regresa a Nicaragua y empieza a escribir sus famosos "Poemas históricos" e inicia un trabajo de traducción de poesía norteamericana. También por esta época comienza a realizar trabajos escultóricos, algunos exhibidos en galerías de los Estados Unidos.

Por entonces, comienza a manifestar su militancia política contra la dictadura de Anastasio Somoza, padre, participando en acciones directas, y con poemas de contenido político, algunos de los cuales circularon por el extranjero de forma anónima y así fueron publicados por Pablo Neruda en La Gaceta de Chile.

En 1957 decide convertirse en monje trapense e ingresar al Monasterio en Kentucky, Estados Unidos, donde Thomas Merton, también poeta y consejero espiritual, se convierte en su gran amigo. Posteriormente ingresa al Seminario de La Ceja, Antioquia, Colombia, para ordenarse en 1965 como sacerdote en Managua.

En la Isla de Solentiname funda una comunidad contemplativa en la que la formación cristiana inspirada en la Teología de la Liberación fue el credo de justicia social que apropiaron los campesinos, que luego serían parte del torrente de combatientes que integraron el Frente Sandinista de Liberación Nacional que derrocó al dictador Anastasio Somoza, hijo. Solentiname, de la mano de Cardenal, fue cuna también de una escuela de pintura primitivista cuyos cuadros, tallas en madera y otras artesanías se hicieron famosas en todos los puntos cardinales del planeta.

Tras la victoria popular del 19 de julio de 1979 –de la que se conmemoran 30 años- Cardenal fue nombrado ministro de Cultura del gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), exhibiendo a plenitud la vena de un país de poetas, de arte popular y un hecho cultural del significado de la Cruzada Nacional de Alfabetización en una nación con 80% de iletrados.

En 1983, Juan Pablo II, que estaba de visita en Nicaragua, en una de sus desplantes conservadores, amonestó a Cardenal, mientras este se aprestaba a recibir su bendición, frente a las cámaras de televisión de todo el mundo, por apoyar la teología de la liberación y por formar parte del Gobierno sandinista, pero evitó condenar con rigor la criminal agresión de que era víctima Nicaragua. En 1987, el poeta dejó el Ministerio de Cultura y continuó por el mundo declamando su poesía y defendiendo la Revolución Sandinista.

En el 90, luego de soportar una nueva guerra auspiciada por los EE.UU., en elecciones pluralistas convocadas por el gobernante FSLN, éste perdió y entregó el poder, que volvería a recuperar en 2006 el sector encabezado por Daniel Ortega quien durante esos años había mantenido presencia política mediante alianzas con los partidos gobernantes, cuestionados por el modelo neoliberal que impusieron y la corrupción.

Cardenal fue uno de las personalidades que se apartó de Ortega y se convirtió en un duro crítico de su conducción reclamando volver al “verdadero sandinismo”. Sus críticas le valieron un odioso proceso judicial cuya sentencia condenatoria fue ratificada en 2008 con el repudio de muchos intelectuales y simpatizantes de todo el mundo.

Ahora le llega la buena nueva que Chile le otorga el reconocimiento más importante a la poesía latinoamericana que lleva el nombre de otro grande de las letras del Continente, el Premio Nóbel 1971, Pablo Neruda, quien, junto con Gabriela Mistral, también Nóbel, hicieron suya la lucha que centenares de campesinos desarrapados al mando de Augusto Cesar Sandino libraron contra la ocupación estadounidense a Nicaragua en los años 20 y 30 del siglo XX. La Mistral bautizó esa tropa de menesterosos valientes como “el pequeño ejército loco por la dignidad de América”. De Sandino dijo Neruda:

“Sandino acometía y esperaba,
Sandino era la noche que venía
y era la luz del mar que los mataba.
Sandino era una torre de banderas,
Sandino era un fusil con esperanzas.
Eran muy diferentes las lecciones,
en West Point era limpia la enseñanza,
nunca les enseñaron en la escuela
que podría morir el que mataba.
Los norteamericanos no aprendieron
que amamos nuestra pobre tierra amada
y que defenderemos las banderas
con dolor y amor creadas.
Si no aprendieron esto en Filadelfia
lo supieron con sangre en Nicaragua
allí esperaba el capitán del pueblo:
Augusto C. Sandino se llamaba
para que nos dé luz y nos dé fuego
en la continuación de sus batallas”.

Parte de la obra de Cardenal está contenida en "Epigramas" (1961), "Oración por Marilyn Monroe y otros poemas" (1965), "El estrecho dudoso" (1966), "Salmos" (1967), "Telescopio en la noche oscura" (1983), "Quetzatcóatl" (1985), "Cántico cósmico" (1989), "Vida perdida" (2004), "Vuelos de la victoria" y “Pasajero de tránsito”. Los diálogos que sostenían los campesinos de Solentiname inspirados en una interpretación liberadora y justiciera del Evangelio, fueron recogidos y publicados mundialmente en El Evangelio de Solentiname. Sus impresiones sobre Cuba son un testimonio humano, honesto y esperanzador de la Revolución Cubana en sus primeros años. Al perderte yo a ti, es uno de los epigramas infaltables de Ernesto Cardenal:

“Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:
yo porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti
pero a ti no te amarán como te amaba yo”.

Que hermosa página de la historia de las letras y las gestas de América Latina, es el encuentro telúrico de la palabra cabalgando en poesía desde el austral Chile a la Nicaragua de los volcanes por todo el espinazo tierno y aguerrido de los Andes. Cardenal, un hombre bajito y menudo, boina negra sobre su abunadante cabellera blanca, descuidadas barbas blancas, atuendo ligero y sandalias, las manos temblorosas y un extraño y grave acento caribe, media vida luchando contra un tirano, versos de denuncia y de fuego, vida espartana y profundo amor a Dios y al pueblo, Ministro de Cultura de la Revolución de su patria. Neruda, ateo comunista, militante en la diplomacia, sibarita y bohemio, de amores y pasiones escondidas, una vasca cubriendo su poco pelo, con un porte que dejaba entrever buena vida pero no por ello perdida, al que un dictador le provocó la muerte después de matar al Gobierno que su pueblo amaba. Pablo y Ernesto cantan en su poesía la historia desde abajo, claman redención para el pueblo, dignidad para Nuestra América y amor eterno a la mujer que se desea y ama.

lunes, 20 de julio de 2009

20 de Julio: Carbonell y el motín de los chisperos

A comienzos del siglo XVIII, tras tres siglos de dominación colonial española, los criollos americanos demandaban el derecho a ser gobierno y a tener los privilegios de los hijos de esas tierras, no obstante que hacían parte de la burocracia y la milicia y muchos sentían correr en sus venas sangre hispana. También exigían libertad para comerciar y producir. Estaban hastiados de pagar numerosos y exagerados tributos, de la corrupción de los empleados españoles y de la censura y la represión. Progresivamente se fueron sucediendo manifestaciones de inconformidad y rebeldía.

Un hecho inesperado pondría la Independencia a la orden del día. En su afán expansionista, el emperador francés Napoleón Bonaparte aprovecha las rencillas de la familia real y en marzo de 1808 sus tropas invaden España e impone en el trono a su hermano José Bonaparte. El pueblo español se levanta en la búsqueda de la restauración del rey Fernando VII, conforma juntas de gobierno que le juran lealtad y se rebelan contra Napoleón. En septiembre de 1808 se crea una Junta Central de la resistencia. Dos años después surge el Consejo de Regencia que asume el mando a nombre del rey sobre España y las colonias.

La guerra de resistencia a la invasión de Napoleón a la península ibérica genera distintas reacciones en las colonias americanas. Una parte de los líderes criollos junto con las autoridades españolas reclama la conformación de juntas de gobierno en representación de Fernando VII, sin reconocer la Junta Central (autonomistas). Otros se declaran seguidores de la Junta y luego del Consejo de Regencia (fidelistas). También hubo partidarios de Napoleón (afrancesados). Algunos reivindicaron la emancipación total (independentistas).

Luego de la conformación en Quito de una Junta Suprema de Gobierno independentista, el 10 de agosto de 1809, ésta convocó a los criollos de Santa Fe a seguir su ejemplo. Hábilmente el virrey Amar y Borbón cita a una reunión en la que sobre los partidarios de imitar a la Junta Quito se impuso la posición de exigir por la fuerza su disolución y fidelidad al rey. Advertidos así los españoles de las posiciones de los criollos independentistas, endurecieron la represión.

En los meses previos, la Nueva Granada se tensionó. Fueron continuos los enfrentamientos entre las autoridades españolas (Virrey y oidores) y de éstas con los representantes criollos en el cabildo. Se intentó sobornar a la esposa del virrey para que lo convenciera de abandonar su cargo. Cundieron los pasquines contra los chapetones. En octubre de 1809, una conspiración para derrocar al virrey fue descubierta y sus cabecillas, el clérigo Andrés Rosillo y Antonio Nariño, entre otros, confinados a prisión en Cartagena. Se develó otro plan para atacar el contingente que iba a Quito a apoyar a los realistas. Conspiradores conformaron una guerrilla en los Llanos, fueron descubiertos en enero de 1810 y fusilados en Santa Fe y sus cabezas exhibidas como escarmiento.

El anhelo de cambio, la represión, la discriminación y las diferencias entre españoles y criollos sobre el gobierno y la economía colonial, inspiraron a Camilo Torres y Tenorio a dirigir a las autoridades españolas el 20 de noviembre de1809 el “Memorial de Agravios”, primer alegato fundamentado de los criollos en favor de su participación en el gobierno y mayores derechos. Por su parte, Ignacio de Herrera y Vergara expone en el “Manifiesto de una Americano Imparcial” la reivindicación de independencia total y medidas de carácter social. El Memorial representaba la posición del notablato, el Manifiesto una propuesta más popular. En este bando se colocaron Herrera, Antonio Nariño y José María Carbonell.

El descontento contra las autoridades españolas crecía, mientras las tropas de Napoleón se imponían en toda España arrinconando a la Junta Central. Entonces, una nueva oleada de levantamientos se da sucesivamente: en 1810 en Caracas, Cartagena, Pamplona y Socorro, siendo cruelmente reprimidos, lo que motiva a la rebelión en Santa Fe. El jueves 19 de julio, el rumor de que los españoles planeaban ejecutar a 19 criollos sospechosos de sedición, obliga a éstos a anticiparse y tras una apresurada reunión nocturna secreta en el Observatorio Astronómico, ponen en marcha su estrategia.

· El Grito de Independencia

El 20 de Julio de 1810, un día de mercado, cuando la plaza central de Santa Fe estaba más concurrida, un grupo de criollos, en ejecución de un plan que buscaba la conformación de una junta de gobierno, iniciaron la revuelta utilizando como excusa la negación del préstamo de un florero que serviría para ofrecer una atención a Don Antonio Villavicencio, enviado por la junta de Sevilla y simpatizante de los criollos, por parte del español José González Llorente.

“Los chisperos”, encabezados por José María Carbonell, motivaron a la población a exigir cabildo abierto, para que el pueblo pudiera intervenir en las decisiones. Algunas fuentes dicen que juntó casi diez mil, un terció de la población. La “chusma” alebrestada arrancó por San Victorino y subió a Egipto coreando “abajo el mal gobierno” mientras rodaban de mano en mano la botija de chicha. Esta situación amedrentó a los patricios pues no era deseada por los españoles pero tampoco por la dirigencia criolla temerosas del pueblo raso.

Al atardecer, y al ver que mermaba la agitación en la plaza mayor, “los chisperos” llaman a José Acevedo y Gómez a motivar a la gente y promover el cabildo abierto que el virrey se había negado a convocar varias veces ese día. Acevedo lanzó la advertencia que activó la protesta de la “plebe”: “Si perdéis estos momentos de efervescencia y de calor, si dejáis escapar esta ocasión única y feliz, mañana seréis tratados como insurgentes”.

El ejército realista, conformado por muchos criollos, se negó a atacar a la muchedumbre airada y el cabildo abierto se impuso. Acevedo conformó una Junta Suprema de Gobierno de notables adinerados leal a Fernando VII, presidida por el virrey Amar y Borbón, quien juró a desgano. Carbonell continuó agitando al pueblo, enardecido de rabia y de chicha, en contra de esa claudicación. El 22 los chisperos desconocen la Junta Suprema y conforman la Junta Popular de San Victorino, presidida por Carbonel, que durante 25 días se movilizó para exigir justicia y castigo contra los chapetones y la emancipación total.

El 26 de julio, la Junta Suprema se declaró independiente del Consejo de Regencia que gobernaba España. El pueblo apresó a los virreyes por actuaciones desleales pero la Junta Suprema los liberó y les permitió salir de la ciudad al tiempo que encarcelaba a Carbonell, reprimía a los chisperos, decretaba la censura de prensa y prohibía la movilización popular. Las cosas quedaban claras.

Con el paso de los meses, las provincias de la Nueva Granada se radicalizaron para declarar independencia total: Cartagena, 11 de noviembre de 1811, Cundinamarca, 18 de julio de 1813, Antioquia, 11 de agosto de 1813, y Tunja el 10 de diciembre del mismo año.

En el trance de institucionalizar la separación de España, los criollos se dividen entre quienes eran partidarios de un riesgoso y egoísta federalismo, entre otros Camilo Torres y Jorge Tadeo Lozano, y Nariño que desde Cundinamarca defendía un gobierno centralizado y fuerte para afrontar la tarea de consolidar un país y la evidente ofensiva que superada la invasión napoleónica y vuelto al trono Fernando VII no tardaría. Con Nariño luchó y gobernó Carbonell.

En medio de la guerra civil, se produjo la “pacificación” de Pablo Morillo que pasó por las armas y la horca, confiscó o “purificó” a lo más granado del notablato santafereño. Entre los primeros a Carbonell, el líder de la chusma, el instigador de los chisperos cuyo expediente de injurias a la “madre patria” no ameritaba ninguna consideración. Tampoco la pidió, fue al patíbulo con resignación. Muchos de los sacrificados abjuraron de sus propósitos frente al cadalso, clamaron piedad humillante al Rey, juraron arrepentimiento eterno, como el sabio Caldas.

Apenas tres años después, el 7 de Agosto de 1819, el venezolano Simón Bolívar juntando su gente a la recogida por Francisco de Paula Santander en Tame, al mando de un montón de llaneros desarrapados y hambrientos que sobrevivieron el paso por el tortuoso Páramo de Pisba, dio al traste en el Puente de Boyacá con las tropas españolas al mando de Barreiro y comenzó la estela triunfal que lograría la Independencia de buena parte del continente americano de la dominación colonial española.

sábado, 18 de julio de 2009

En Nicaragua siempre será 19 de Julio

La Plaza de Managua estaba atiborrada de gente, se calcula que el 20 de Julio de 1979 había un millón de personas, en un país de no más de cuatro millones de habitantes. Un gigantesco afiche de Augusto Cesaar Sandino, héroe de la resistencia patriótica contra la ocupación estadounidense en los finales de los años 20 y comienzos de los 30 del siglo pasado y pensador bolivariano e integracionista, cubría el frontispicio de la averiada catedral. Felices, exhaustos, jadeantes y llenos de ilusión llegaban de todas partes miles de “muchachos” con el pañuelo rojinegro del Frente Sandinista de Liberación Nacional anudado al cuello y sosteniendo pesados Garand y AK 47 en sus menudos cuerpos.

La guerra contra la tiranía triunfaba aquél 19 de Julio de 1979 con la huída precipitada de Anastasio Somoza y su familia y la llegada victoriosa de las personalidades que componían el "Grupo de los 12", representativo de la oposición, y de la comandancia del FSLN. Había transcurrido casi medio siglo desde aquél 21 de Febrero de 1934 cuando en una vil maniobra, el padre de la escoria consumó el asesinato del “General de Hombres Libres”, después de que éste, fiel a su compromiso, había firmado la paz luego de la retirada de los gringos. Cosas del destino, a todo Somoza le sale su Sandino. El Sandino que aprendió sobre Bolívar en las charlas elocuentes con que lo instruía su secretario personal, el pastuso Alfonso Alexander Moncayo, quien con el santandereano Rubén Ardila Gómez fueron la cuota colombiana en la legión latinoamericana de combatientes del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua.

“Los hijos de Sandino ni se venden ni se rinden” coreaba la multitud, estrofas del himno del Frente, y Carlos y Luis Enrique Mejía, los cantores del pueblo nica, llevaban al delirio con sus canciones -crónicas picarescas, épicas, nostálgicas de “Nicaragua, nicaragüita, la patria linda de Diriangén”. Por allá asomaba entre vítores Ernesto Cardenal, el apóstol de abundante y nívea caballera y barba blanca que con su poesía y su palabra había contribuido tanto a que el drama de su país se comprendiera y se apoyara su derecho a la rebelión. Con él, entre otros, el escritor Sergio Ramírez, el Sacerdote Fernando Cardenal, el padre Miguel d´Escoto -desde entonces Canciller de la Revolución y Presidente de la sexegésima tercera Asamblea de Naciones Unidas en 2008- y la viuda del periodista Pedro Joaquín Chamorro, cuyo crimen avivó la candela.

Triunfaba así la epopeya popular que en sus últimos años peleó y resistió una represión sin límites que encarceló, torturó y asesinó niños y jóvenes y bombardeó sin piedad ranchos y poblados desde donde entre los escombros volvían al combate Masaya, Matagalpa, Jinotepe y Chinandega. ¡Patria Libre o Morir! era la enseña que los nicaragüenses humildes, los miles de “muchachos” en armas cumplieron a cabalidad.

En la retina se quedaron, entre muchos hechos, la mano en alto victoriosa del “Comandante Cero” después de la negociación de la toma del Palacio Nacional, el asalto a “la casa de los chanchos”, Monimbó rebelde, Carlos Fonseca Amador, el cura Gaspar García Laviana, Germán Pomares, el niño Luis Alfonso Velásquez, Arlén Siu y Luisa Amada Espinoza. La Nicaragua tan violentamente dulce que evocara siempre con cariño y solidaridad Julio Cortazar y describiera entusiasta Gabriel García Márquez.

Se cumplió el sueño. Fueron diez años de siembra y cosecha en ciernes de la promesa de tierra, pan, salud y educación para el pueblo, de la enternecedora y enjundiosa Cruzada Nacional de Alfabetización "Héroes y Martíres por la liberación de Nicaragua": "Ganaremos el destino de ser hijos de Sandino, convirtiendo la oscurana en claridad". Logros que brindaban cortas alegrías pues todos los días un nuevo sabotaje, más muertos, más dolor hacían temer que jamás se lograría la paz.

Fue una esperanza que trastocó en tragedia. A punta de terrorismo, el Gobierno del actor ultraconservador Ronald Reagan, en un capítulo negro de la Guerra Fría, dio al traste con la la Revolución Sandinista. En medio de los ataques contrarrevolucionarios, los sabotajes a la infraestructura, el minado de puertos, el embargo económico y financiero, la supresión de créditos, miles de muertos y los ojos y los huesos secos de sufrimiento, se apagó el entusiasmo. Agresión tras agresión ahondaron la bancarrota y el desangre en uno de los episodios más canallescos de la historia latinoamericana.

Pero a los yanquis les ayudaron desde adentro la improvisación e ingenuidad de una juventud entusiasta y valiente orientada por una dirigencia voluntariosa pero inmadura para la tarea histórica que le correspondió y que, como en todo grupo humano, estaba compuesta por individualidades disímiles, portadoras de todo lo bueno y lo malo de que somos capaces los seres humanos. Con el poder en las manos, para algunos de los “comandantes” el credo revolucionario cedió a los instintos perversos del poder y la ambición, el egoísmo y la arrogancia. Se cometieron muchos errores que aún se están pagando.

A pesar de todo y jugándose todo, ahí está el pueblo nica dando de nuevo la pelea contra somozas y terremotos, otra vez. Con Daniel Ortega, el fascinante comandante del 79 y el cuestionado hombre público y privado de hoy, al mando. Con la oposición de buena parte de la dirigencia y la intelectualidad sandinista de ayer, muchos porque se volvieron tibios, otros porque con los años comprendieron que si los cambios requieren de las componendas y triquiñuelas que hicieron posible el estado de cosas que hay que cambiar, a poco de andar y en un tiempo muy breve, con otro rostro, tal vez menos mal, las cosas seguirán igual. Pero Nicaragua tiene con que porque en Nicaragua siempre será 19 de Julio. Siempre habrá la esperanza, de que, como dijo Tomás Borge, en homenaje a Carlos Fonseca: "el amanecer ya no es una tentación.

Para voz, compa nicaraguense, digo con Gioconda Belli:

"¿Dónde escondo este país de mi alma
para que nadie más me lo golpee?
Nicaragua herida sangra lodo
por las llagas abiertas de su corazón
¿Quién te sanará país pequeño?
¿Quién te protegerá?
¿Quién después de la cólera y el trueno
te cantará una canción de cuna para apaciguarte
para que volvás a tener fe
y te alcés sobre las verdes montañas
a divisar el horizonte?
Mi tierra de fuego y agua
hablaste con voz ronca de país endiablado
Shhhhhh, callate ya paisito cansado de llorar.
¿Quién le canta una canción de cuna a Nicaragua?
Empecemos. Hagámoslo todos.
Hagamos la claridad
en este nuestro país
suelto en llanto.
Dormite Nicaragua
Dormite mi amor
Dormite paísito
de mi corazón".

viernes, 10 de julio de 2009

Apología de Alfredo Molano ¡Bravo!

En la esquizofrenia de país que vivimos todo es posible. En apariencia, en Colombia el Estado y el Gobierno garantizan las libertades de conciencia, pensamiento, opinión, expresión y prensa. El Gobierno no ha intentado por vía legislativa ni legal limitar, ni, salvo actuaciones aparentemente autónomas de miembros de la Fuerza Pública, ha ordenado reprimir esas libertades. Pero son públicas las insinuaciones del Presidente de que varios periodistas estarían incursos en conductas criminales por el ejercicio de su profesión en ámbitos que al Gobierno no le agradan, el DAS hizo fiestas con la intimidad de varios comunicadores, entre otras personas, careciendo de la orden judicial; el ejército ha hostigado y retenido equipos periodísticos y en Boyacá judicializó un caso relacionado con información sobre “falsos positivos”.

La inclinación ideológica derechista y el ejercicio autoritario del Gobierno ha logrado el respaldo de sectores ilustrados adeptos de esas tendencias y de una masa ignorante políticamente y fácilmente maleable que juega tras esos rumbos religiosamente esperanzada. En un escenario de polarización, los medios más conservadores y reaccionarios han hecho capilla con los dogmas palaciegos y sacado a relucir sus creencias íntimas sin recato, verbi gracia la “reestructuración” de Javier Darío Restrepo de El Colombiano de Medellín, que como en la fábula ganó menos en identidad política que lo que perdió en coherencia ética. Aquí no puede considerarse censura pues también es un derecho la libertad de empresa, reivindican sus directivas.

En ese ambiente es en el que el enjuiciamiento de Alfredo Molano reviste preocupación. A decir verdad los casos de denuncia penal por calumnia e injuria instaurados contra periodistas en los últimos años, no obstante la incómoda situación de sindicación y la tediosa carga de trámites judiciales, no han prosperado porque al final, y no exento de presiones, el buen juicio y la sindéresis jurídica de los juzgadores ha garantizado la preservación de los derechos constitucionales consagratorios de esas libertades. Uno de los casos superados fue el iniciado por el Dr. Alejandro Ordóñez contra Daniel Samper Ospina, Director de la Revista Soho, y el escritor Fernando Vallejo, por ofensa al culto religioso, pero no se sabe que pueda pasar la próxima vez. Hoy, Ordóñez es el Procurador General de la Nación, sus subalternos representan los intereses de la nación en el proceso contra Molano. En voz confiamos.

Los denunciantes acaban de ser absueltos en un proceso judicial y ojalá la desgracia de padecer la cárcel y el escarnio injustamente, hagan mella en su corazón para que en un acto de grandeza reconozcan el derecho de Molano de disentir, criticar y develar y el derecho de la opinión pública de hacerse a criterios y conocimientos que le permitan discernir mejor, para que con una conducta política instruida pueda contribuir de verdad y a conciencia en la construcción de una democracia participativa, un Estado Social de Derecho y una Colombia justa, decente, honesta y digna.

A Molano, un hombre que desde que conocí siempre me evoca a Gandhi, menudo, físicamente frágil, sencillo en el vestir, con frases sabias nacidas de un profundo conocimiento del hombre y la naturaleza y que ha hecho de la paz con justicia su irrenunciable cruzada, no tenemos sino que agradecerle que con su mochila terciada, cabellera blanca, jeans envejecidos y tenis desgastados se haya recorrido palmo a palmo la endemoniada y a la vez idílica geografía de nuestro país para hacernos conocer en sus libros y travesías a la Colombia real, desnuda y sincera: sus llaneros, sus santandereanos, sus paisas, sus opitas, sus vallunos, sus pastusos; sus bandoleros, sus guerrillos, sus “pájaros”, sus chulavitas, sus paracos; sus putas, sus traquetos, sus contrabandistas, sus narcos; sus indios, sus negros, sus mujeres, sus viudas y huérfanos de la violencia, sus colonos, sus campesinos, sus chilapos; sus líderes sociales, sus sacerdotes, sus políticos; sus sicarios, sus corruptos y sus ladrones.

A este sociólogo pionero, en el homenaje al Día de la Independencia le deberíamos rendir también tributo por todo lo que nos ha aportado para conocernos más como país y para encontrar las verdaderas causas del atolladero en que vivimos y de cuya adecuada resolución depende nuestra viabilidad como nación, aunque los administradores del desastre las soslayan. Pero en lugar de eso deberá asistir a audiencia de juzgamiento por injuria y calumnia por haber referido en una columna de opinión a las familias que se han repartido la riqueza y las tierras del país, el Gobierno, el Congreso, las Cortes y la burocracia, muchas veces de manera violenta, las más en ejercicio de un clientelismo ruin. Nepotismo y oligarquía culpables en gran medida del desmadre actual. Confiemos que el juez, con sano y buen juicio, sentencie la absolución y le ponga coto a ese mecanismo de presión contra la libertad de opinión.

Según se informa, la defensa de Alfredo se sustentará en la columna de opinión "Molano y la libertad de expresión", de Humberto de la Calle, publicada en El Espectador el 8 de junio de 2008. A pedido de la defensa, durante la audiencia oral intervendrán Carlos Gaviria, Ramiro Bejarano y Juan Manuel Roca. Igualmente rendirán sus conceptos técnicos los peritos Adriana Camacho, experta en gramática, el lingüista Pablo García y el periodista Alberto Salcedo Ramos. Si en algo puede ser y aún es útil, le sugiero a la defensa aportar como sustentación material científica de las afirmaciones de Molano, las investigaciones de Alvaro Echeverri Uruburu, Élites y Proceso Político en Colombia (una democracia principesca y endogámica), Alejandro Reyes Posada, Latifundio y Poder Político, Eduardo Díaz Uribe, Clientelismo, un estudio exploratorio, Francisco Lel Buitrago y Andrés Dávila Ladrón De Guevara, Clientelismo; los reportajes y roscogramas publicados periódicamente en la prensa nacional y regional y la emisiones del 8 y 9 de Julio de la emisora W radio sobre el imperio burocrático Cuello Baute. Se encontrarán tantas coincidencias con la columna causante de la denuncia contra Molano, que, como éste dice en aquella, a un senador de Texas o a un representante sueco al Parlamento Europeo, les aflojará una sonrisita de lado.