El 9 y 10 de enero de 1964, 21 jóvenes panameños fueron asesinados por la
marina estadounidense, posesionada del canal transoceánico desde comienzos del
siglo XX, por exigir que se izara la bandera patria en la zona, ocupada tras la hábil
maniobra de Teodoro Roosevelt de
estimular la secesión de la provincia colombiana para luego hacerse a la franja
reconociendo una indemnización deshonrosa a Colombia y una soberanía hipotecada
a Panamá. Ese hecho, que provocó rabia e indignación patria, impactó profundamente
en la toma de conciencia de Rubén Blades Bellido de Luna, un joven hasta entonces atraído por “todo lo yanqui”,
al punto que cinco años después, inmerso en la música, compuso una protesta radical
interpretada por Busch y su Nuevo Montuno ("9 de Enero"). Fue una más de las agresiones de los
EE.UU. contra expresiones de independencia en Latinoamérica y El Caribe, exasperados
por la Revolución Cubana y en práctica de la “Guerra fría”, en un continente
gobernado por lacayos y en ebullición,
debido a la explotación y represión contra las mayorías pobres, situación
que animó el surgimiento de grupos guerrilleros a lo largo y ancho de la
geografía al sur del río Bravo.
Supo
de la ofrenda voluntariosa del Padre Camilo Torres por los pobres y de la ejecución fuera de combate del legendario Comandante Ernesto “Che”
Guevara, héroe de la Revolución Cubana, capturado tras el penoso fracaso de su
foco guerrillero, en una Bolivia sumida en la miseria y aplastada por pies
nativos calzados con botas gringas. Vivió con prevención la consigna del
rescate de la soberanía de Panamá por un gobierno militar populista, dirigido
por el nacionalista Omar Torrijos, cuya gestión progresista llevó a la recuperación del canal, aunque permeado
por la corrupción y la represión de sus mandos medios, que desataron la persecución contra la oposición, lo que
obligó a su familia, de principios liberales, a radicarse en los
Estados Unidos. Conoció que en Chile, por primera vez por la vía electoral en el continente, ganó el gobierno la plataforma socialista de la Unidad Popular
de Salvador Allende (1970) y del ascenso
de las luchas sociales que puso en jaque democracias de fachada en toda América. Alimentó su espíritu con los grandes de las letras
latinoamericanas en plena forja; “El hombre rebelde” de Albert Camus, autores
franceses por aquí poco conocidos, historia y el pensamiento bolivariano y nuestroamericano. Durante una visita de Piero a Panamá lo saluda y le ofrece la letra de "Pablo Pueblo", inspirada en "Pedro Nadie" y "Juan Boliche", el argentino le aconseja que la grabe él mismo, porque así ya serían dos enviando mensajes.
Tanto como la realidad de un
continente plagado de injusticias, violencia contra los humildes, ricos voraces
y cínicos, gobernantes y políticos corruptos y arrodillados, militares cipayos,
venales y sanguinarios, y de una patria mancillada por la dominación extranjera,
pesó en la formación de Blades el haber nacido en una familia de modestos recursos, de músicos y de diversos orígenes culturales. Su padre, el colombiano
Rubén Blades Bosques (“bleids”, que el artista castellanizó en la pronunciación),
descendía de un hombre de Santa Lucia, ex-colonia inglesa en el Caribe, se desempeñaba como detective estatal e interpretaba el bongó. Su mamá, la cantante y
pianista cubana Anoland Bellido de Luna, sostuvo con dificultades una
numerosa familia hasta que sus hijos Rubén y Roberto surgieron en la música. Y
la gran influencia de su abuela materna, Emma, feminista, independiente,
espiritual, librepensadora; con ella
aprendió a leer y escribir y "el sentido
de la justicia", y la quiso profundamente.
El ascendiente africano presente en su sangre de origen caribeño lo emparentó
con los orishas, el tambor batá, los ritmos afrocubanos y el son.
De Panamá a New York
Mientras estudiaba la carrera de
Derecho, se informó de que en aplicación de la “Doctrina de Seguridad Nacional”,
orientada por Washington, las Fuerzas Armadas del continente, cuyos mandos
fueron formados por instructores yanquis en las más crueles practicas
contrainsurgentes en la “Escuela de las
Américas”, implantada en pleno canal por décadas y luego trasladada a Ford Benning,
pusieron en marcha un criminal plan de exterminio para aniquilar al “enemigo interno”
(supuestamente el comunismo, en realidad
cualquier manifestación anti sistema). Lamentó, como muchos latinoamericanos,
que el 11 de Septiembre de 1973, las Fuerzas Armadas chilenas, mediante
violento golpe de estado, patrocinado por la Casa Blanca, bombardeando el Palacio
de la Moneda acabaron con el experimento socialista de Allende; que luego
tomaran el poder en Argentina, y que en
todo el Cono Sur se pusiera en práctica el “Plan Cóndor”, macabro acuerdo
regional para aplastar las organizaciones rebeldes urbanas, y de paso el
movimiento social. Por esa época fatal y sangrienta, Blades decide ampliar su
horizonte intelectual y probar suerte como artista, intereses que apuntaban
(¡qué paradoja!) a Estados Unidos, llevando en su mente esa realidad hiriente para continuar siendo
testigo del desenvolvimiento trágico e indignante del continente -desde las “entrañas del monstruo”-, a cuyo
despertar decidió aportar su mejor recurso: la música.
En los años 30, New York,
por presencia de latinoamericanos, sitios de baile -Birdland, Palladium, Casa Blanca, El Corso y, años después, Village
Gate, donde debutara la Fania- aceptación del
público y facilidades de grabación, se convirtió en la ciudad de atracción de
los músicos caribeños. Desde las legendarias orquestas de Machito, Tito Puente,
Tito Rodríguez, José Curbelo y Xavier
Cugat, con sus descargas de origen afrocubano, pasando por la avalancha de inmigrantes puertorriqueños y
cubanos que en los 60´s incidieron en la acogida de ritmos cubanos como el
mambo, el boogaloo, la pachanga y el cha
cha cha, interpretados por Arsenio, Barreto,
Palmieri y Pacheco, y, finalmente, el boom de la salsa de los 70´s con las estrellas de la Fania: Richi Rey y
Bobby Cruz, Willie Colón, Larry Harlow, Bobby Valentín, y otras que aquella no
firmó y por lo mismo quedaron relegadas comercialmente pero tuvieron gran
incidencia en el “barrio”. Harlem, Brooklyn y el Bronx, barriadas duras, apiñadas de
boricuas en busca de sustento, dieron entusiasta recibo a una música nacida del
sudor y de la fábrica, del hambre y el asfalto, de la realidad del desarraigo, como un
manifiesto sonoro de desafío a la dificultad y apropiación de un nuevo espacio
(la calle) y una nueva identidad, que solo
podía emanar de la composición étnica de las sonoridades de Latinoamérica y, en particular, del Caribe.
Hacia allá tenían que apuntar necesariamente los pasos de un joven inquieto,
talentoso, crítico, con vena literaria y apasionado por la música.
Ocultando a las autoridades
universitarias sus trabajos con orquestas modeladas al estilo de los ritmos
bailables de los 60 en New York (Arosemena, Busch, Los Salvajes del Ritmo) Blades
se graduó como abogado en 1974 y se fijó como meta ser estrella en la capital
de la Fania, sello discográfico que agrupaba lo más destacado de la música
latina -que genéricamente se denomina salsa- en la ciudad de los rascacielos.
Con él salió su familia para prevenir represalias del régimen, que ligaba
indirectamente a su padre en un
conspiración contra Torrijos, y buscar un mejor sustento. Ya había dado sus
primeros pasos en el acetato, el mayor de los cuales fue el
álbum “De Panamá a New York”, con la orquesta del trompetista “Pete”
Rodríguez en 1969, en el que la mayoría de los temas son de su autoría,
entre ellos “Juan González”, que por la época de grabación enuncia ser un
homenaje al “Che” Guevara y a la esperanza de los pueblos hambrientos, y la rumbera “Descarga Caliente”. Pero el
comienzo no fue fácil. Ingresó a la Fania como mensajero, luego ganó cupo en los coros y,
poco a poco, gracias al apoyo de “Cheo” Feliciano, su “ídolo de siempre”, e Ismaél Rivera, y a
su talento, las distintas orquestas del sello comenzaron a grabar sus temas,
algunos con su voz líder.
Siembra
En 1977, Ruben Blades publica con la
orquesta de Willie Colón “Metiendo mano”, su primer trabajo oficial bajo contrato con la Fania, en el que
literalmente metió mano y línea con temas de su autoría como “Pablo Pueblo”, el drama de la pobreza al estilo de crónica cantada, de magnifica estructura literaria, con el que hizo
carrera; “La maleta” que me voy a mi tierra; el guaguancó "Pueblo" (“El pueblo que es soberano, el pueblo que nunca olvida, el pueblo que
da la vida por derrocar un tirano. ¡Viva la gente, que viva el pueblo!);
“Plantación adentro” de Catalino “Tite” Curet (“Donde se aprende la verdad”) y
“Según el color” del cristal con que se mire de Félix Hernández, además de los sentidos “Lluvia de tu
cielo” de Jhonny Ortiz” y el bolero “Me recordarás” de Frank Domínguez. Se
apreciaba una nueva sonoridad para
letras sobre la injusticia, las
dificultades de la inmigración, la
solidaridad, la esclavitud y las diferencias sociales, que en principio chocaron con un público alienado que, en medio de los rigores del día a día, vivía
la salsa y el baile como un escape de la realidad, por lo que su acogida fue
cautelosa, pero impactó. Antecedieron y siguieron colaboraciones en la misma línea para otras agrupaciones como
“Canto Abacuá” para Ray Barreto; “Cipriano Armenteros” y “Vuelve Cipriano” para Ismael Miranda; "El cazanguero", para Willie Colón; “Juan Pachanga” en su
interpretación, una deliciosa descarga sobre
el dandi desilusionado, que todavía
suena en los bailaderos y "Prepara", en albums colectivos de la Fania; “El cantante”, inspiración a la medida de la tragedia
de Héctor Lavoe (“La voz”); y Paula C, colaboración en su voz, para un Lp de Loui Pérez,
en homenaje a su gran compañera sentimental y de trabajo en los primeros años.
Con “Siembra” (1978) llegó el momento
de Blades. De nuevo con la orquesta de Willie Colón graba el que se convertiría
en el álbum más vendido de la música tropical y partiría en dos la la historia de la salsa, no obstante la
apatía de los dueños de la Fania que apreciaban su contenido discursero
(“mamerto”, dirían hoy) y tedioso para el bailador por la extensión de los
temas. Innovación de magnitud en sonoridad y contenidos poéticos, mordaces y de
acento social, sin desconocer el canon rumbero. En “Plástico”, la irónica entrada
de expectativa con música “disco” da
paso al alegato elocuente contra la nadería, el arribismo y extranjerismo de las clases medias y altas del continente,
ajenas a las realidades de su entorno y enredadas en bobadas, al punto que sin
entenderla la coreaban y bailaban, y culmina con un contundente llamado a
vencer la ignorancia y trabajar “por una América unida y un mañana de esperanza
y de libertad”. Tal también el sentido del tema “Siembra”. En
“María Lionza”, un gesto a la religiosidad popular venezolana; “Buscando
guayaba”, la picardía -"¡Que tenga sabor, que tenga mendó!" (aliño); “Ojos”, lo que dicen las miradas y “Dime”, la tonada del
desamor.Y por si fuera poco,
la crónica vibrante “Pedro navaja”, con su música pegajosa, sobre el episodio
tragicómico de un “matón de esquina” en el barrio latino, en el que sale ganando la puta trasnochada, inspirado en el personaje Marck the Knife de la obra teatral la Opera de los tres
centavos del literato, poeta y agitador
comunista alemán Bertold Brecht. La incidencia del tema fue tal que generó varias versiones teatrales,
cinematográficas y musicales y es motivo de estudios literarios. Gabriel García Márquez dijo que habría querido
escribir “esa historia hermosa y terrible”.
Paradójicamente, mientras Blades
lograba incursionar con sus letras cuestionadoras y desafiantes en los Estados Unidos, a través del aparato comercial de la Fania, y
desde allí incidir en América Latina, con giras que lo llevaron incluso a dar
un concierto en 1982 en Montevideo en
plena dictadura, con el estadio de Peñarol abarrotado pero en silencio (“No por
miedo sino por respeto” le aclararían después) y con un compilado de sus temas
publicado en Argentina; apenas unos años atrás muchos intelectuales
latinoamericanos comprometidos con propuestas comunistas, socialistas o
simplemente con la identidad de sus pueblos, habían sido desterrados a la fuerza. Entre ellos, escritores como Julio
Cortázar, Manuel Puig, Eduardo Galeano y Mario Benedetti, y autores y cantores
de la que se conoció como canción protesta, promotores del cambio o de la lucha
contra las dictaduras, desde el folclor o la innovación, como la “Tropicalia”
de los brasileños Caetano y María
Bethania Veloso, Milton Nascimento y “Chico” Buarque; y los australes Atahualpa
Yupanqui, Mercedes Sosa, Horacio Guarany, Nacha Guevara, María Helena Walsh,
Piero, León Gieco, Facundo Cabral, Leonardo Favio, Astor Piazzola, Alberto Cortéz, Daniel
Viglieti, Alfredo Zitarroza, Los Olimareños, Inti Illimany, Quilapayún e
Illapu, quienes tuvieron que huirle
a la muerte abandonando sus países o
recibirla estoicamente como Víctor Jara.
El eco de muchos de ellos se escucha en la obra de Blades. Como también de la
Nueva Trova y la música popular cubana, a pesar de su distancia con el régimen.
Maestra vida
Con la licencia prodigada por el
éxito, Blades produce en 1980 el tercer trabajo
con la orquesta de Colón, el álbum doble “Maestra Vida”, un proyecto
novedoso, una ópera, musicalmente atractivo pero dirigido, más que al baile, al buen acompañamiento para la reflexión, en
el que al estilo de la tradicional
radionovela (el escritor venezolano César Miguel Rondón, autor del “Libro de la
Salsa”, hizo la narración en off y el sociólogo dramaturgo y periodista panameño Raul
Leis aportó textos), se narran los
avatares y esperanzas de una familia prototipo latinoamericana, la del sastre
Carmelo, y se dejan advertencias y constancias:
“Maestra vida camará, te da y te quita, te quita y te da”, que así como fue censurada dio pie a montajes variados en todo el continente. El binomio Blades
Colón continuó con el álbum "Canciones del solar de los aburridos" que contiene los temas "Tiburón", salsosa denuncia de la agresión imperialista a
Centroamérica y el embargo contra Cuba; "Ligia Elena", ironía sobre
la discriminación racial y de clase y el arribismo; "Madame Kalalú", divertida
narración sobre las adivinas embaucadoras; "Te están buscando", las
consecuencias de meterse en enredos con el bajo mundo; el bolero en ritmo de
samba “Y deja” (Piloto y Vera), y “¿De qué?” , llamado a reflexionar
sobre la acumulación egoísta. El quinto y último trabajo conjunto fue "The Last Fight", banda sonora de la primera película de Blades como
actor, se destacaron los temas de Rubén "Cimarrón": "Baiano y Mandinga por el monte alzados están", y "What happened: "Me dicen que por borracho José en la acera quedó".
Con un contrato a medio cumplir, las
relaciones de Rubén Blades con los propietarios de la Fania se hicieron cada
vez más difíciles, pues con una posición justa, que ha mantenido siempre, controvierte el mañoso criterio de propiedad de derechos de autor al servicio del que paga, reclamó el derecho sobre sus obras a lo que firma se negó. Entonces, con
el fin de liberarse, crear su propia orquesta y buscar nuevo sello
discográfico, regrabó composiciones hechas para otras voces o realizó versiones de
temas que le atraían, sin mucho entusiasmo, para entregar los tres trabajos
pendientes: “El que la hace la paga” 1983, “Mucho mejor” 1984 y “Doble filo”
1987, en los que a su desgano se sumaron el desinterés y los abusos de Fania que
irrespetó las orientaciones del autor para su publicación y los sacó al marcado
a su antojo y conveniencia, como varios compilados y participaciones suyas en
discos colectivos. Aun así, pegaron temas como “Cabeza de hacha”, tango ya
versionado por el colombiano Noel Petro; “Lo Pasado no perdona”, “Ganas”,
“Privilegio”, “Noé”, “Amor pa’ que”, “Mucho Mejor” y varios boleros. Como
acicate a los retos, intervino en el trabajo “Entre amigos”, con Loui Ramírez y
el Conjunto Quisqueya, con un aporte
premonitorio: “Sigo pa´lante.
Por entonces, en el “Cono sur”,
con miles de torturados, ejecutados,
desaparecidos, niños raptados tras asesinar a sus padres, exiliados, los militares anunciaron la “pacificación” y
la reconducción ideológica hacia los “valores tradicionales” y pusieron en
marcha en calma chicha el modelo económico neoliberal en países ahogados por la
deuda externa robada por la corrupción y cuyo pagó se trasladó a los hombros
del pueblo. En contraste, en
Centroamérica, el 19 de Julio de 1979,
el triunfante Frente Sandinista de Liberación Nacional arriba a Managua y acaba
la satrapía de los Somoza, con Carlos Mejía Godoy y Los Palacagüina en la banda
sonora de la revolución, y en El
Salvador y Guatemala irrumpen alianzas
de las guerrillas y los grupos de oposición contra dictaduras
sanguinarias al servicio de oligarquías adscritas a Washington, en medio de una
demencial represión. La iglesia de los pobres jugó un papel determinante en la
concientización y defensa del pueblo, actitud que le costó la vida a numerosos
sacerdotes y monjas, entre ellos a Monseñor Oscar Arnulfo Romero, Arzobispo de
San Salvador, al que los escuadrones de la muerte asesinaron en plena
eucaristía y ante una feligresía conmocionada, mientras exigía “En nombre de
Dios, en nombre de este sufrido pueblo, les exijo, les ordeno: ¡Cese la represión!",
luego de que la milicia ametrallara una manifestación en plena plaza
principal, causando decenas de muertes.
Buscando América
En 1984, Blades estrena su agrupación
musical Seis del solar, en la que suprime trombones para diferenciarla del
sonido de la orquesta de Willie Colón y prioriza el vibráfono y el sintetizador; así como su vinculación al sello Elektra y el hermoso
álbum “Buscando América”, todo un manifiesto político sobre la realidad
oprobiosa del continente, no exento de juicios jocosos, con ecos jazzísticos y
caribeños. En “Decisiones”, en medio del goce, nos pone a pensar en las picardías
evitables y sus consecuencias inevitables; GDBD (Gente Despertando Bajo Dictaduras), guaguancó en el que narra el despertar cotidiano de un agente de un aparato
represivo (un "tira"); “Desapariciones”, la denuncia, el llamado a la memoria y al
recuerdo, a no doblegarse y a no renunciar, una prédica que se convirtió en el himno en honor de los miles
de víctimas de la desaparición forzosa por motivos políticos -las Madres de la Plaza de Mayo y los grupos
rockeros “Maná” de México y “Fabulosos Cadillacs” de Argentina lo hicieron suyo por la realidad de sus
países; “Caminos verdes” , sofisticado
y esperanzador instrumental; “El Padre Antonio y su monaguillo Andrés”, sentido homenaje a Monseñor Oscar Romero y los
sacerdotes y monjas sacrificados por acompañar el martirio de sus pueblos; “Todos vuelven”,
del peruano Cesar Miró -con quien Blades tuvo la oportunidad de platicar sobre el tema en la televisión peruana antes de morir-, la nostálgica añoranza de los emigrantes, una versión
más, escogida por quien valora su mensaje; y, al final, “Buscando América”, un
llamado por la patria grande lacerada.
La bestialidad dictatorial no aguantó
el paso del tiempo en Sudamérica A mediados de los años 80, la resistencia
interna, la lucha de los exiliados, la solidaridad internacional, de una parte;
la represión, la corrupción y la incompetencia de los militares para gobernar y
el fracaso de las FF.AA. argentinas en la Guerra de las Malvinas, reivindicación
nacionalista con la cual quisieron ganarse al pueblo, por la otra, llevaron
al fin de las dictaduras con procesos de democratización conducidos por
los partidos tradicionales rehabilitados en alianzas amplias de oposición, la
mayoría de los cuales, sin embargo, dio continuidad al recetario neoliberal. Al tiempo, los
sandinistas enfrentaban heroicamente la agresión, el Frente Farabundo Martí acechaba a las
puertas de la capital salvadoreña y el mundo asistía indignado a la masacre de
indígenas en resistencia en Guatemala. Reagan y Bush insistían en doblegar la
alternativa popular apoyando gobiernos indeseados y a la contrarrevolución,
pero ya era imposible volver al pasado.
Tras actuar y cantar a dúo con el
cubano exiliado Virgilio Martí y a capela “Todo vuelven” en la película del
también exiliado León Ichaso, “Crossover Dreams”, y recibir su grado en
Harvard, Blades presenta, en 1985, el segundo trabajo con Seis del Solar,
“Escenas”, del que con el tiempo resaltarían “Cuentas del Alma”, la soledad de
una mujer enamorada y con hijos, tras la separación; “Caína”, los riesgos de la
drogadicción; “Muévete”, del cubano Juan Formell, un llamado al mundo para la
acción por el cambio, que años después interpretarían conjuntamente en Francia; "Tierra dura" y “Sorpresas”, que se destacó, no por impactar, sino por el debate generado al
ser presentada por Blades como la segunda parte de Pedro Navajas. Luego
explicaría que, ante la imposibilidad de usar su tema original, pues es
“propiedad” de la Fania, decidió revivir a quien había matado en una estupenda historia. En uno de
los coros lo dijo todo “¿Éstos novatos qué creen? ¡Si éste es mi barrio papá!”.
En Rubén Blades y Seis del Solar Live (grabación de un concierto en NY) fustiga
con puya los peros que se pusieron a “Pedro Navajas”: “Si los que sabemos
hubieran tenido que revisar El Quijote no lo habrían publicado por largo y habrán quitado a Sancho Panza”. En
una nueva incursión creativa e intelectual, musicalizó y cantó letras
inspiradas en los primeros cuentos de Gabriel García Márquez, en el álbum “Ojos
de perro azul”, aventura de “realismo mágico” y reivindicación
latinoamericanista con poco swing para bailadores, cuyo resultado, según dijo
el canta-autor, burlonamente, les gustó a él y a García Márquez pero no a la
gente, que no lo comprendió, “¿Y qué sabe de música García Márquez?”.
Con la caída del Muro de Berlín,
simbolismo del derrumbe del campo socialista, la insurgencia en Centroamérica y
una parte de ella en Colombia repensó la ruta. La realidad impuso la paz
mediante acuerdos negociados que dieron paso a democracias formales, con garantías
para la oposición y la implantación de algunas reformas políticas y sociales.
Los primeros gobiernos electos, sin embargo, pertenecían a partidos pro
estadounidenses con programas neoliberales, pero la guerrilla desmovilizada se hizo fuerte en el legislativo, logró poder
local y se convirtió en opción real sin temor de ser aniquilada. En
Panamá, el 20 de diciembre de 1989 (a
ese día de dolor también le cantó Rubén), la aviación estadounidense borró del
mapa sectores populares de la capital para dar al traste con el General Manuél
Noriega, quien en una jugada a tres bandas, con un liderazgo populista, apoyaba
a la izquierda latinoamericana, engañaba a la CIA y facilitaba rutas y refugio
a los narcotraficantes, y claudicó al mando de una resistencia, por tales
antecedentes tibia y desmoralizada. Invasión que, no obstante, repudió todo el
continente.
Prohibido olvidar
Rubén Blades reconforma su agrupación
musical, con un acento más salsero, y da vida a Son del Solar con el que
publica el álbum “Antecedente”, añoranzas a los sitios, amores y situaciones de su infancia, y además:
“Juana Mayo”, el drama sentimental y humano de la prostituta: “Dime varón si tú
te acuerdas de ella”; “Contrabando”, una pormenorizada descripción de la
práctica del matute por el Orinoco, o en cualquier frontera del continente; y
“Patria”, la sentida descripción de los elementos sentimentales y naturales que
nos aferran a una identidad: “Patria son tantas cosas bellas”. Escribe un tema para Maikol Jackson y graba en Hollywood, con colaboración de Sting, Elvis Costello y Lou Reed, el trabajo en
inglés “Nothing But the Truth”, rock, pop y reggae con intenciones políticas para el mercado estadounidense, denunciando la represión y reivindicando las luchas de los pueblos centroamericanos, que dedicó a Heberth Anaya, presidente del comité de derechos humanos de El Salvador, asesinado frente a sus hijos antes de que se publicara el disco. En 1991,
da a conocer el segundo álbum con Son
del Solar, “Caminando”, en el que el corte
que sirve de título, en la línea de los versos de Machado pero con sabor
caribe, llama a la búsqueda y la
experiencia; “Camaleón”, sabrosa increpación a la envidia; “Mientras duerme la
ciudad” se perpetua el statu quo; “Obalué”,
referente de la religiosidad afrocaribeña; “Cipriano Armenteros”, crónica sobre
el legendario bandolero veragüense; “Ella se esconde” (“¡Qué bandolera que eres
tú! ¡Qué raquetera en el amor! Me has enredado en tu revulú Y me has robado el
corazón”); “Él”, que tiene durmiendo dentro una mujer; “Raíz de sueños” en
encomio del Caribe, y dos proclamas: “Prohibido olvidar” (lo que hicieron las
dictaduras militares y las otras) y “Tengan Fe que esto no se acaba aquí".
“Amor y
Control” (1992) inicia una nueva etapa bajo el sello multinacional Sony. Con
tres carabelas navegando en un mar apacible en la carátula, fue una
entrega con varias motivaciones: la muerte de Anoland, la mamá de Rubén, a
quien dedica “Canto a la madre” y “Canto a la muerte”; el desastre de los daños
ambientales descrito en “Naturaleza Muerta” y “El Cilindro”; los 500 años de
América, “Celebración” con los pueblos indígenas y “West Indian Man” con los
del Caribe; “El Apagón”, una satírica referencia al atraso por el desgobierno y
la grandilocuencia: “Quinientos años de cotorreo. Se fue la luz y siguió el
saqueo”; el amor en “piensa en mí” y el alegre
“Creo en ti”; la crónica con mensaje de “Amor y Control”, sobre la
unidad familiar frente a la amenaza de la drogadicción, compuesta tras una escena
real durante una visita a su mamá enferma en el hospital; y “Adán García”, la
tragedia del desempleado, que desilusionado de las promesas politequeras, en
una acción ingenua y desesperada, encuentra la muerte. El rostro de angustia de
Adán García, dice Blades, se le aparece
en forma recurrente. En 1995, se produce su esperado retorno con Willie Colón, “Tras
la tormenta”, en el que rinden un homenaje a Héctor Lavoe; Blades interpreta la estremecedora
“Desahucio” del boricua “Tite” Curet Alonso, sobre los lanzamientos de
ocupantes de vivienda por no pago, y “Tras la tormenta, lo bueno viene ya”. El
éxito comercial fue “Talento en televisión” de Amilkar Boscán en la voz de
Colón.
Tras la
invasión y la captura de Noriega, en Panamá vendría una seguidilla de gobiernos
oligárquicos corruptos impuestos por la Casa Blanca y de orientación
religiosamente neoliberal. En ese escenario, el ya reconocido compositor,
músico y actor Rubén Blades regresó a su país y formó el partido Papa Egoró (Casa
de todos en Kuna) con una plataforma de defensa de la soberanía, justicia
social, administración pública pulcra y eficiente y plena vigencia del Estado
de derecho, los derechos humanos y las libertades públicas. Tuvo un promisorio respaldo inicial, lo que le
dio varios escaños en la Asamblea Legislativa y un tercer lugar como candidato a la Presidencia en 1994,
apoyo que se fue menguando con los cambios políticos internos y el
distanciamiento de su líder, absorbido
por una agitada vida artística.
La rosa de los vientos
Con “La
rosa de los vientos” (1996), abre una nueva etapa para poner en práctica sus
criterios como productor musical: graba con músicos y autores panameños (sólo 2
de los 14 temas son suyos), variedad de ritmos con acento en los propios del
istmo, y libertad conceptual. El disco se apreció con los años, como el bello
tema “Vino Añejo” sobre el amor maduro que canta Rubén, al igual que el
vallenato “Eres mi canción” y “Un son para ti”, donde imposta la voz para dar
vida a “Medoro Madera”, su alter ego sonero. Interpreta también “El semáforo”, la vitrina callejera
del tercer mundo, y un aparte promisorio del Chilam Balam, los relatos de la
civilización maya. En 1999, con el trío Editus de Costa Rica y músicos
panameños produce el álbum “Tiempo”, en el que la experimentación instrumental
y sonora y la reflexión en distintos ámbitos, se amplía a ritmos y géneros latinoamericanos.
Con sentimiento, Blades afirma que no lo escribió sino que lo parió y lo
concibe como un disco no comercial -ni bailable- sino un trabajo de buena
música. “Sicarios”, es un reportaje cantado de la figura criminal que hiciera
carrera en Colombia; “Hipocresía”, el retrato de las ambigüedades y distorsiones
en la época que corre, en la que no se entiende “porque lo sueños se vuelven
mierda”; “Vida” reconoce la
involuntariedad de la existencia
pero apela a la razón del ser, "Aguacero": "Abuelita creo que puedo" (a su abuela Emma); "Tu y mi ciudad", "Puente del mundo", a Panamá y Abiá Yala (América indígena en Kuna) a la patria grande; "Encrucijada" en Nuestra América: lucha o retirada; "20 de Diciembre": grita en guaguancó: "Ahora y siempre, recordemos"; “Tiempos” nos habla de los momentos que son la
vida y como coda nos enfatiza, en
“Creencias”, que “En algo hay que creer”. De paso presta su colaboración a varias ediciones especiales del Banco Popular de Puerto Rico.
El segundo
trabajo con Editus, “Mundo” (2002), al
que son invitados Boca Livre de Brasil, el coral femenino De boca en Boca de
Argentina, la canadiense Luba Mason ,su esposa, y otros músicos destacados de todo el
continente, tiene una pretensión musical e intelectual de mayor horizonte. Bajo
la premisa de un planeta sin fronteras y una fuente vital común, producen una
fusión de ritmos e instrumentos que se pasea y cruza por África, Europa y
América con soltura y contenido, destacándose los temas “Estampa”, evocación a
la influencia afrocubana en la música neoyorquina, con una letra dedicada a las
diversas manifestaciones humanas y a su única raíz; “Primogenio”, una gaita irlandesa sobre un
guaguancó canta a Eleggua, al África madre de la humanidad; “Como nosotros”, la
infancia y la solidaridad en los barrios de ayer en el recuerdo de Rubén; en canto
flamenco: “Bochinches”, letra de ironías situacionales y en homenaje a los
gitanos, “Parao”, la admiración por la
firmeza ante la discriminación, “Ella”, auto confesión sobre los dilemas de la
reciprocidad en el amor y “La ruta”, la memoria común legado de los ancestros y
la necesidad de seguir su camino.
En “El
capitán y la sirena”, con base rítmica asiática, canta con De Boca en Boca a los
desafíos de los amores aparentemente imposibles; “Sebastián” al querido loquito de todos los barrios y su sueño
de amor, adornado por la gaita; “Jiri
Son Bali”, un canto tradicional de Malí,
sobre el cuidado de la vida, con nueva letra de Blades y cantado por De Boca en Boca y “Medoro Madera”, en ritmo de
mambo como homenaje a Eddi Palmieri; “Consideración” (versión de Blades de Oriente
de Gilberto Gil) con Boca Livre, una invitación
a imaginar; “Danny Boy”, canción
tradicional irlandesa en la voz de Luba Mason, sobre gaita irlandesa, violines
y flautas, recuerda a New York y las
víctimas del 11 de septiembre; como “ñapa”, por la paciencia de sus escuchas,
les ofrenda al final “San Patricio”, homenaje a Irlanda en clave salsera,
sonea “Medoro Madera”. En una colaboración con el grupo mejicano Maná convierte en éxito de la balada pop "Sábanas frías".
A comienzos del siglo XXI, tras el
desolador panorama heredado del neoliberalismo, con las economías arruinadas por
una apertura incondicional y desequilibrada, la propiedad pública subastada a
precio de ganga a inversionistas
foráneos y las mayorías en la pobreza, el desempleo y el rebusque, las luchas
sociales orillaron las propuestas tradicionales y dieron la alternativa a un
variado menú de apuestas genéricamente ubicadas en la izquierda, cuyo acento
social resalta, aún en el más crítico balance, en la mayor parte de los países
de Latinoamérica y El Caribe. En 2003, Panamá celebró los 100 años de
Independencia, entre los actos conmemorativos se destacó un concierto gratuito
de Rubén Blades, con Gilberto Santarrosa como invitado, en homenaje a las
glorias del país, al margen de los actos oficiales de la alcaldesa capitalina
Mireya Moscoso. Al año siguiente, el socialdemócrata Martín Torrijos -hijo del
General-, apoyado por Blades logró la Presidencia de la República. Rubén fue
nombrado Ministro de Turismo, encargo que desempeñó con entusiasmo hasta el año
2009, apartándose del mundo artístico por cerca de un lustro. La participación en un documental homenaje al gran compositor boricua "Tite" Curet, patrocinado por el Banco Popular de Puerto Rico, y exitosa gira
latinoamericana “Todos vuelven” marcaron su regreso a la música.
Cantares del subdesarrollo
Liberado de las responsabilidades
oficiales, da a conocer “Cantares del Subdesarrollo”, grabado en el garaje de
su casa en Los Ángeles (California), terminado en 2003 y guardado hasta nueva
orden, en homenaje a Cuba y Puerto Rico, álbum en el
que elaboró todas las letras, ejecutó casi todos los instrumentos (maracas,
bongó, campana, tres cubano, guitarra acústica, con cuerdas de metal y de 12
cuerdas; Walter Flórez ejecutó los demás: flauta traversa, cajón peruano, percusión
menor, bajo y percusión sintetizada) y cantó en su voz y en la de “Medoro
Madera” e hizo los coros, produjo por su
cuenta y vendió por Internet. Una continuación de los personajes de “Maestra
Vida”, con la temática de la vida, el
barrio y el país vistos con amor, humor
y mordacidad; sabrosura, salsa, sones y guaguancó. La nostalgia de “Las
calles” de los duros y “El reto” a los
cobardes; el “País portátil” que se
vende por los indignos e incapaces que lo gobiernan; la erección por la que “El
tartamudo” ruega a la prostituta y ante su negación le advierte: tú te lo pi pi
pi pierdes, grabado originalmente en un álbum de rock que patrocinó para varios
artistas jóvenes y de descarga gratuita y éxito de 2004 cuando lo interpretó
con la Spanish Harlem Orquesta; el sentimiento en “Olaya” (incluida en el
trabajo “Arrasando” de Los Van Van de Cuba) y “Moriré”; la diversión del béisbol en “Segunda
mitad del noveno”, aquí se decide el juego y no se pude perder; el ruego por protección en “Bendición”; y la
cuota de mensaje en “Símbolo” y en el
coro marcial de “El himno de los olvidados”. En 2009 colaboró con Calle 13 en el tema "La Perla", homenaje al barrio eterno y universal.
En 2012, otra sorpresa, el álbum conjunto y póstumo con “Cheo” Feliciano, “eba say ajá” (contracción en inglés de “Ahora todos digan ajá”, animación tradicional de “Cheo” Feliciano, que bien podría ser una frase en lengua africana) en el que cada uno interpreta cuatro éxitos y un tema inédito del otro. Rubén la composición de “Cheo” “De aquí pa´lla” y “Cheo” “Inodoro Pereira” (homenaje a Fontanarrosa) de Rubén, sobre el hombre inútil, hipócrita, sabiondo, quejón, negativo y oportunista: “en cualquier sistema no sirve pa´na”; a dúo: “Si te dicen” y “Lo bueno ya viene”. También realiza con la Orquesta Sinfónica Juvenil de Venezuela, dirigida por Gustavo Dudamel, una versión de “Maestra Vida”; en Buenos Aires presenta una versión de “Pedro Navaja “ en tango y trabaja proyectos con el fallecido Paco de Lucía, con la Sinfónica de Praga y un disco de boleros. Como el sonero “Medoro Madera” colabora con versiones de “Lágrimas Negras” y “Contéstame” en el cd “Vamos pa´la fiesta” del tradicional Septeto Santiaguero de Cuba. En 2013, con la orquesta de su paisano Roberto Delgado produce un álbum con éxitos de muy buen recibo y es aplaudido en festivales de jazz. En Buenos Aires graba con la orquesta de Carlos Franzetti varias de sus canciones en tango, destacándose, como no, "Pedro Navaja", por el que recibe un Grammy más en su exitosa carrera. En 2014, entre las 50 canciones desordenadas con que Serrat celebra igual número de años en el canto, hace dúo con Blades en una aplaudida versión salsera de "Para la libertad".
En 2012, otra sorpresa, el álbum conjunto y póstumo con “Cheo” Feliciano, “eba say ajá” (contracción en inglés de “Ahora todos digan ajá”, animación tradicional de “Cheo” Feliciano, que bien podría ser una frase en lengua africana) en el que cada uno interpreta cuatro éxitos y un tema inédito del otro. Rubén la composición de “Cheo” “De aquí pa´lla” y “Cheo” “Inodoro Pereira” (homenaje a Fontanarrosa) de Rubén, sobre el hombre inútil, hipócrita, sabiondo, quejón, negativo y oportunista: “en cualquier sistema no sirve pa´na”; a dúo: “Si te dicen” y “Lo bueno ya viene”. También realiza con la Orquesta Sinfónica Juvenil de Venezuela, dirigida por Gustavo Dudamel, una versión de “Maestra Vida”; en Buenos Aires presenta una versión de “Pedro Navaja “ en tango y trabaja proyectos con el fallecido Paco de Lucía, con la Sinfónica de Praga y un disco de boleros. Como el sonero “Medoro Madera” colabora con versiones de “Lágrimas Negras” y “Contéstame” en el cd “Vamos pa´la fiesta” del tradicional Septeto Santiaguero de Cuba. En 2013, con la orquesta de su paisano Roberto Delgado produce un álbum con éxitos de muy buen recibo y es aplaudido en festivales de jazz. En Buenos Aires graba con la orquesta de Carlos Franzetti varias de sus canciones en tango, destacándose, como no, "Pedro Navaja", por el que recibe un Grammy más en su exitosa carrera. En 2014, entre las 50 canciones desordenadas con que Serrat celebra igual número de años en el canto, hace dúo con Blades en una aplaudida versión salsera de "Para la libertad".
Rubén Blades es un hombre sensible, espiritual, comprometido, con una posición política definida en favor de un Estado social,
eficiente, democrático y participativo,
enmarcado en la primacía de los derechos y libertades plenas del ser humano;
partidario convencido de la integración latinoamericana por las raíces
históricas y culturales comunes y como forma de
potenciar a la región en el mundo, crítico del mercantilismo en el arte y del
papel de evasión, ocultamiento y distorsión de la realidad por los medios de
comunicación. Califica su arte como “cuentos musicalizados” o “música urbana con mensaje”. Polifacético,
además de excelente compositor y músico con 20 albums propios, muchos temas versionados varias veces, y decenas de colaboraciones; ha
participado como actor en más de 30 películas, varias con el sello Hollywood,
en la más reciente de las cuales, “La Cristiada”, interpretó al Presidente mejicano Plutarco Elías Calles, a quien,
junto con el suceso, investigó a profundidad para una versión creíble y
reivindicativa; actuó en 2 series de televisión; musicalizó algunos filmes y
series de tv; hizo parte de la nómina del musical “The Capeman” de Paul Simon en Broodway; socializa sus ideas y análisis en columnas de prensa, algunas confrontadas con sectores progresistas que cuestionan sus posiciones frente a Cuba y Venezuela, y
han sido un suceso sus conciertos desde la época con la Fania, pasando por “Todos
vuelven”, hasta el de apertura de Salsa al parque en los 475 años de Bogotá, donde no ahorró repertorio para 40 mil asistentes emocionados y frases recordando a Víctor Jara, Camilo Torres Restrepo, "Nuestro Gabo" y "La Latinoamérica unida que Bolívar soñó".
Ha Recibido como reconocimiento 10 premios Grammy a su música y nominaciones
como actor; participó en el álbum colectivo de estrellas de la canción mundial
“Carnival” para promover la protección de los bosques con la canción “No te
dejaré arder”, creó la letra de “El control” para una campaña anti Sida en
Puerto Rico y declamó "Alturas de Machu Pichu" de Neruda en el álbum colectivo de homenaje "Marinero en tierra"; fue honrado con la Medalla
de Honor Pablo Neruda del Gobierno
chileno por su contribución a la cultura, el premio My Hero de Aids for Aids
por su aporte en la lucha contra el Sida, el nombramiento como Embajador contra
el Racismo de Naciones Unidas y el Premio Herencia Hispánica de la Fundación
Heritage. Aspira a realizar un doctorado en estudios
sociales; celebra su cumpleaños porque es “quitarle tiempo a la muerte” y no
tuvo hijos por el temor de no tenerlo para dedicárselo; no descarta la
competencia política, o mejor electoral, puesto que política, y de la buena, es
lo que ha hecho siempre con su música.
No te compran si no te vendes
Para el final, una muestra de su pensamiento, oportuna
para los momentos de impotencia ante los liderazgos “plásticos”, estructuras
político-administrativas obsoletas, políticas insatisfactorias o de privilegios
y la epidemia de la corrupción, que, no obstante los cambios, aún infectan a
América Latina y El Caribe; y provocadora, por la forma en que nos fustiga a
los “mal gobernados” como corresponsables por pasividad e indiferencia, reclamo
válido hoy cuando para sostener el poder no basta con la represión: “Le indico
al pueblo, joven o adulto, que la culpa de que en política y en el sector
privado haya gente corrupta, sinvergüenza, mediocre, sin imaginación y sin
deseo verdadero de servir al país la tenemos todos. La corrupción no es un
problema político: es un problema moral, espiritual, es una calamidad nacional.
Es una soberana estupidez afirmar que el que va al Gobierno va a robar o que el
Gobierno corrompe a la gente. Lo que ocurre en muchos casos es que pocos
ciudadanos participan en el proceso político de forma responsable.
“Votan por gente sin tener realmente
intención de fiscalizar el desempeño de quien envían al trabajo administrativo
y no consideran ellos mismos reemplazar a los que critican participando en la
administración pública. Lo escuché una y otra vez: "No entro en el
Gobierno porque me ensucio". Es absurdo. Si no cambiamos a los que
criticamos, ¿cómo carajo vamos a salir de ellos? Cuando trabajé cinco años, lo
hice con afecto y espíritu, y no robé, ni actué deshonestamente. Dejé de ganar
dinero como artista y di mi tiempo completo, cinco años, a hacer bien las cosas
y a educar a través del ejemplo. Pocos hacen eso, por desgracia: dejar sus
ocupaciones exitosas, que dan bienestar económico, y trabajar en el Gobierno,
hacerse responsables ante el pueblo. A los jóvenes, les digo: voten con
sensatez y participen del proceso. Y acuérdense de esto: no tecompran si no te
vendes”.
Cómo no estar de acuerdo con la
propuesta de “crear lo que hasta este punto ha sido un lugar mítico: una
Latinoamérica que se respeta y se ama, es incorruptible, romántica,
nacionalista y tiene percepción humana de las necesidades del mundo que la
rodea”. Digamos con Rubén: “Usa la conciencia latino, no la dejes que se duerma, no la dejes que
muera” (“Siembra”) “que lo bueno ya viene” (“eba say ajá”).
No hay comentarios:
Publicar un comentario