lunes, 27 de julio de 2009

De Pablo Neruda para Ernesto Cardenal

El Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2009, la más alta distinción que concede el Estado de Chile a un poeta iberoamericano, fue concedido al poeta y sacerdote católico nicaragüense de 84 años, Ernesto Cardenal. El premio le fue otorgado por su 'logro de remozar la tradición occidental clásica aplicándola a la actualidad contemporánea, su interés y preocupación permanente por los pueblos originarios de este continente y por su compromiso político'.

El galardón, instaurado en 2004 con motivo del centenario del natalicio de Pablo Neruda, lo han recibido el mexicano José Emilio Pacheco en la versión inaugural, en 2005 el argentino Juan Gelman, en 2006 el peruano Carlos Germán Belli, en 2007 la cubana Fina García Marruz y en 2008 la chilena Carmen Berenguer.

Ernesto Cardenal, nacido en 1925, estudió literatura en México y Nueva York. Doctorado en literatura norteamericana, viaja por Europa. En 1950 regresa a Nicaragua y empieza a escribir sus famosos "Poemas históricos" e inicia un trabajo de traducción de poesía norteamericana. También por esta época comienza a realizar trabajos escultóricos, algunos exhibidos en galerías de los Estados Unidos.

Por entonces, comienza a manifestar su militancia política contra la dictadura de Anastasio Somoza, padre, participando en acciones directas, y con poemas de contenido político, algunos de los cuales circularon por el extranjero de forma anónima y así fueron publicados por Pablo Neruda en La Gaceta de Chile.

En 1957 decide convertirse en monje trapense e ingresar al Monasterio en Kentucky, Estados Unidos, donde Thomas Merton, también poeta y consejero espiritual, se convierte en su gran amigo. Posteriormente ingresa al Seminario de La Ceja, Antioquia, Colombia, para ordenarse en 1965 como sacerdote en Managua.

En la Isla de Solentiname funda una comunidad contemplativa en la que la formación cristiana inspirada en la Teología de la Liberación fue el credo de justicia social que apropiaron los campesinos, que luego serían parte del torrente de combatientes que integraron el Frente Sandinista de Liberación Nacional que derrocó al dictador Anastasio Somoza, hijo. Solentiname, de la mano de Cardenal, fue cuna también de una escuela de pintura primitivista cuyos cuadros, tallas en madera y otras artesanías se hicieron famosas en todos los puntos cardinales del planeta.

Tras la victoria popular del 19 de julio de 1979 –de la que se conmemoran 30 años- Cardenal fue nombrado ministro de Cultura del gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), exhibiendo a plenitud la vena de un país de poetas, de arte popular y un hecho cultural del significado de la Cruzada Nacional de Alfabetización en una nación con 80% de iletrados.

En 1983, Juan Pablo II, que estaba de visita en Nicaragua, en una de sus desplantes conservadores, amonestó a Cardenal, mientras este se aprestaba a recibir su bendición, frente a las cámaras de televisión de todo el mundo, por apoyar la teología de la liberación y por formar parte del Gobierno sandinista, pero evitó condenar con rigor la criminal agresión de que era víctima Nicaragua. En 1987, el poeta dejó el Ministerio de Cultura y continuó por el mundo declamando su poesía y defendiendo la Revolución Sandinista.

En el 90, luego de soportar una nueva guerra auspiciada por los EE.UU., en elecciones pluralistas convocadas por el gobernante FSLN, éste perdió y entregó el poder, que volvería a recuperar en 2006 el sector encabezado por Daniel Ortega quien durante esos años había mantenido presencia política mediante alianzas con los partidos gobernantes, cuestionados por el modelo neoliberal que impusieron y la corrupción.

Cardenal fue uno de las personalidades que se apartó de Ortega y se convirtió en un duro crítico de su conducción reclamando volver al “verdadero sandinismo”. Sus críticas le valieron un odioso proceso judicial cuya sentencia condenatoria fue ratificada en 2008 con el repudio de muchos intelectuales y simpatizantes de todo el mundo.

Ahora le llega la buena nueva que Chile le otorga el reconocimiento más importante a la poesía latinoamericana que lleva el nombre de otro grande de las letras del Continente, el Premio Nóbel 1971, Pablo Neruda, quien, junto con Gabriela Mistral, también Nóbel, hicieron suya la lucha que centenares de campesinos desarrapados al mando de Augusto Cesar Sandino libraron contra la ocupación estadounidense a Nicaragua en los años 20 y 30 del siglo XX. La Mistral bautizó esa tropa de menesterosos valientes como “el pequeño ejército loco por la dignidad de América”. De Sandino dijo Neruda:

“Sandino acometía y esperaba,
Sandino era la noche que venía
y era la luz del mar que los mataba.
Sandino era una torre de banderas,
Sandino era un fusil con esperanzas.
Eran muy diferentes las lecciones,
en West Point era limpia la enseñanza,
nunca les enseñaron en la escuela
que podría morir el que mataba.
Los norteamericanos no aprendieron
que amamos nuestra pobre tierra amada
y que defenderemos las banderas
con dolor y amor creadas.
Si no aprendieron esto en Filadelfia
lo supieron con sangre en Nicaragua
allí esperaba el capitán del pueblo:
Augusto C. Sandino se llamaba
para que nos dé luz y nos dé fuego
en la continuación de sus batallas”.

Parte de la obra de Cardenal está contenida en "Epigramas" (1961), "Oración por Marilyn Monroe y otros poemas" (1965), "El estrecho dudoso" (1966), "Salmos" (1967), "Telescopio en la noche oscura" (1983), "Quetzatcóatl" (1985), "Cántico cósmico" (1989), "Vida perdida" (2004), "Vuelos de la victoria" y “Pasajero de tránsito”. Los diálogos que sostenían los campesinos de Solentiname inspirados en una interpretación liberadora y justiciera del Evangelio, fueron recogidos y publicados mundialmente en El Evangelio de Solentiname. Sus impresiones sobre Cuba son un testimonio humano, honesto y esperanzador de la Revolución Cubana en sus primeros años. Al perderte yo a ti, es uno de los epigramas infaltables de Ernesto Cardenal:

“Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:
yo porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti
pero a ti no te amarán como te amaba yo”.

Que hermosa página de la historia de las letras y las gestas de América Latina, es el encuentro telúrico de la palabra cabalgando en poesía desde el austral Chile a la Nicaragua de los volcanes por todo el espinazo tierno y aguerrido de los Andes. Cardenal, un hombre bajito y menudo, boina negra sobre su abunadante cabellera blanca, descuidadas barbas blancas, atuendo ligero y sandalias, las manos temblorosas y un extraño y grave acento caribe, media vida luchando contra un tirano, versos de denuncia y de fuego, vida espartana y profundo amor a Dios y al pueblo, Ministro de Cultura de la Revolución de su patria. Neruda, ateo comunista, militante en la diplomacia, sibarita y bohemio, de amores y pasiones escondidas, una vasca cubriendo su poco pelo, con un porte que dejaba entrever buena vida pero no por ello perdida, al que un dictador le provocó la muerte después de matar al Gobierno que su pueblo amaba. Pablo y Ernesto cantan en su poesía la historia desde abajo, claman redención para el pueblo, dignidad para Nuestra América y amor eterno a la mujer que se desea y ama.

2 comentarios:

  1. Una sugerencia Guillermo, cambie de combinación de colores del blog, el blanco sobre negro cansa mucho la vista. Busque contrastes menos bruscos, unos tonos más suaves, ojalá pasteles. Estos del blogspot tienen muchas plantillas. Ensaye.

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  2. Ah, y le sugiero un mensaje: "Guillermo ahora mora en segoviamora.blogspot.com" !

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